El dinero como mensaje


Hay una revolución en marcha: Bitcoin llegó para sacudir los cimientos de la función gubernamental del monopolio de la moneda.
Por Daniel Rybnik *
Dos necesidades inherentes a las personas humanas en su interacción social, la de comunicarse y compartir información y la de comunicarse de manera selectiva, dieron origen al arte de codificar los mensajes de tal manera que sólo sea posible a los destinatarios acceder a ellos. Así, terceros no autorizados no pueden acceder al contenido de los mensajes, aún si lograran interceptarlos.
La criptografía se fue desarrollando principalmente como una técnica asociada a temas de defensa, militares y bélicos, con activa participación estatal y con ingentes presupuestos, financiados por los gobiernos a través de invasiones y/o confiscaciones y/o impuestos y/o endeudamiento y/o emisión monetaria.
En un ambiente de tensión generado por el avance estatal sobre aspectos centrales de la vida y el bienestar material y espiritual individual y colectivo en el que se fue reduciendo la posibilidad de interactuar entre pares sin un tercero infiltrado, surgió un movimiento global que busca aprovechar el acceso público a la criptografía segura como una manera de recuperar la conexión sin interferencias.
La necesidad de comunicación interpersonal y selectiva es muy sensible a la interferencia estatal y paraestatal (conjunto de partes que el aparato estatal coloca en su lugar para vigila, controlar, cobrar y castigar) a la que se identifica como parte adversaria y cada vez se suman más y más personas que apalancados sobre la criptografía segura innovan y cuestionan características del status quo.
Está en la esencia de la democracia no servirle a la población para defenderse de los avasallamientos de derechos democráticamente violados; y es frente a esta realidad que este movimiento social busca su anclaje en dispositivos no propulsados por el poder político.
Deconstruir la estructura estatal de control y reempoderar a la gente, de eso se trata esta revolución en marcha de la que apenas estamos viendo los primeros casos de uso, y en la que Bitcoin aparece como la innovación más conocida, que viene a sacudir los cimientos de la función gubernamental del monopolio de la moneda.
La evolución de la moneda comienza con el uso de bienes tangibles sin emisión estatal (ej.: sal, metales, monedas y billetes privados), luego pasa a bienes tangibles con emisión estatal (ej.: monedas y billetes de la banca central), posteriormente a bienes inmateriales con emisión estatal (ej.: dinero electrónico), y con el Bitcoin se integra la inmaterialidad con la ausencia de emisión estatal.
La inmaterialidad monetaria con control del gobierno es el infierno para los particulares, porque elimina directamente el ámbito de la zona de reserva, contemplada explícitamente en el ordenamiento jurídico argentino en el art. 19 de la Constitución Nacional, ya que todo lo actuado por un individuo estaría observado, intermediado y registrado por el conglomerado estatal y paraestatal, al mejor estilo Orwelliano.
El hecho del control estatal sobre el territorio, cada vez más con mayor ambición globalizante, enfrenta a los depósitos e interacciones con dinero tangible a los mismos peligros de ser interceptado, captado y capturado inherentes a las reservas y operaciones con activos físicos.
Por eso, una moneda no física, no estatal, desintermediada, pseudónima, con software de código abierto y con criptografía segura como el Bitcoin, es vital para la operatividad de la garantía de que ‘las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados’.
Las personas envían una criptomoneda del mismo modo que se comunican, de la manera que necesitan, con quienes desean hacerlo, y a través del canal que consideran apropiado, sea el de la blockchain de Bitcoin -en donde es posible representar o exponer cualquier conjunto de datos, sea una idea política , una imagen o video o un contrato inteligente- o de otra forma.
No es admisible la censura en la comunicación, la simple pretensión de distinguir con relación al ejercicio del derecho a expresarse sobre la base de que el contenido pueda ser considerado dinero para las partes -o tenga otro tipo de connotación- vulnera garantías amparadas especialmente por el bloque constitucional federal, v.gr., arts, 14 y 28 de la Constitución Nacional, IV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y 113 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros.
Los mensajes enviados por el medio que sea, con independencia de la valoración que le asignen el remitente y/o el destinatario, no son posibles de ser arbitraria o abusivamente interceptados a menos que se transgredan normas constitucionales y convencionales, como las del art. 18 de la Constitución Nacional, el X de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Según el concepto de libertad como no-dominación , un ciudadano no es libre cuando tiene el control sino cuando otros no lo tienen sobre él. Las características que tiene el control en esta concepción se materializan en el marco de la red Bitcoin:
(i) en la red Bitcoin existe un control individualizado ya que cada usuario posee una capacidad de control que es igual a la que poseen los demás;
(ii) en la red Bitcoin existe un control incondicionado porque la influencia que cada individuo puede ejercitar no depende de la buena voluntad de otro; y, finalmente,
(iii) en la red Bitcoin existe un control eficaz porque es tan efectivo para imprimir una dirección a las decisiones colectivas que cuando una decisión no es acorde con la dirección que un sujeto deseaba imprimirle éste ve esta circunstancia meramente como una cuestión de mala suerte y no como la imposición de una voluntad ajena.
Este tipo de control está basado en un sistema de toma de decisiones descentralizado en el que hay una ‘ciudadanía’ global cuya principal tarea es proteger, verificar y ejecutar las decisiones colectivas.
La red Bitcoin es un modelo de organización sin cabeza y no entra dentro de los estándares del sistema político, la tecnología reemplaza a la instituciones políticas y permite que las personas puedan liberarse de los intermediarios impuestos que buscan satisfacer su propio interés .
Como puede observarse, desafiar a las criptomonedas desde el poder político implicaría un derrumbamiento para la libertad tal como lo sería el control masivo y en todo el mundo de internet y las comunicaciones.
La red Bitcoin es una comunidad en la que intervienen una cantidad de personas para compartir datos con un surtido de propósitos en la que no existe una autoridad central que asigne derechos o imponga obligaciones sino que entre todas las partes involucradas se configura un vínculo voluntario en el que se generan derechos y obligaciones que son regulados y respaldados por el propio software y el protocolo.
Daniel Rybnik es abogado, Master en Derecho Bancario, Corporativo y Financiero (Fordham University). Doctorando en Derecho (UBA). Profesor de derecho en materias de grado y postgrado (UBA, UP, UNR, UCA y universidades del exterior), Fundador y socio administrador de EnterPricing, Co-fundador de la ONG Bitcoin Argentina.
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